lunes, 30 de julio de 2012

My heart goes wild

Increíble. Están pasando muchas cosas... Y cuantas más cosas pasan, menos me doy cuenta de ellas. Es curioso... Ahora simplemente tengo un sabor agridulce porque nunca una despedida puede ser totalmente dulce... Pero me encuentro en uno de esos momentos que cambiarán mi vida, uno de esos momentos que llevas esperando desde siempre... Voy a adentrarme en el estudio de aquello a lo que voy a dedicarme con delicadeza pero sobre todo pasión para el resto de mi vida, sea de la forma que sea, nunca se saciará mi afán de conocimiento del estudio filológico de las lenguas germánicas. Creo que encontré mi camino... El camino correcto. El camino de Sandra Jiménez Rubio. Ésta soy yo. Y estoy totalmente agradecida de haber sido bendecida de ello. Soy muy afortunada de emprender el camino hecho para mí en este mundo. Es realmente fantástico, y me siento feliz. Soy feliz, pero qué diantres. Mi felicidad proviene de él. Una nueva vida comienza, y ese momento que llevo ansiando cuatro años se va a hacer realidad. Es mi sueño, el gran sueño de mi vida hecho realidad, que se dice muy pronto... El amor de mi vida, el hombre de mi vida, mi futuro marido, el padre de mis futuros hijos... Por fin, por fin podré tenerle cerca y no a miles de kilómetros... Kilómetros que me han matado día tras día, pero he seguido viva, y la llama de mi esperanza nunca cesó, y para los que no creyeron en esto... Lo siento. La distancia ha perdido su batalla, la hemos vencido. Para todos los cobardes que se rinden una y otra vez... Deciros que es posible, y es una ilusión, un sentimiento tan fuerte que jamás podréis saborear. He's the best thing that's ever been mine...

lunes, 2 de julio de 2012

Det sjunde inseglet

Un día me levanté y me dije a mí misma: Quiero crecer. Pero me di cuenta de que el mundo no quería crecer conmigo, y me hallé en un mar de dudas. Dudas sobre lo que merece la pena y lo que no. Me hallé en la tristeza y en la impotencia de no poder cambiar todo aquello, porque no me gusta lo fácil. Me gustan los retos. Huír era lo fácil, cambiarlo era el reto. Pero a veces los retos no tienen fundamento... Y quizás, la vida está hecha para que determinadas personas pasen por tu vida, te amenicen la existencia durante un tiempo, para después marcharse. La cuestión está en no mirarlo trágicamente, sino aceptar con alegría la tragedia. Quizás es ese el sentido, y no hay por qué darle más vueltas, simplemente verlo como experiencias en tu vida que precisamente aunque no lo creas a simple vista, te hacen crecer. Hay personas que están y sé que estarán ahí siempre, otras quizás se queden, y esas otras que deben seguir otro camino pero te han hecho aprender, han contribuído en tu ser en acto, en lo que eres ahora. Lo que quiero decir es que no deberían no haber estado ahí, sino al contrario, fueron algo en tu vida. Pero quizás ahora... Es el momento de marchar. Lo más difícil es saber reconocer aquello que debe marchar y aquello que debe quedarse. Ahí está el auténtico reto. Desde una mirada radical, puede ser que lo que debo conocer en mi vida aún no haya llegado. Cada uno tenemos nuestro momento, y, al fin y al cabo, no todo el mundo lo encuentra a mi edad, y me atrevo a decir que en verdad la mayoría no lo ha encontrado aún. Quizás me hayáis hecho crecer para prepararme, para lo que me espera, que es realmente la culminación, llamémoslo ataraxia. Ahora mismo, creo que estoy lo más lejos de ella de lo que he podido estar nunca, o casi. Pero yo creo que eso precisamente es lo que tiene que pasar, que todo dé un giro de trescientos sesenta grados de la noche a la mañana. Sería perfecto.

viernes, 17 de febrero de 2012

Al traste

Siento que no hay sentir. Es como si el mundo se hubiese dejado, como si nada importara a nadie. Como si no hubiese humanidad. Quizá el problema es que tengo un concepto diferente sobre humanidad que no encuentro en el mundo sensible. Es un momento en el que no sé cómo actuar, en el que no comprendo, en el que no sé qué se debe hacer, qué es lo mejor. Estoy cansada. Estoy cansada ya. Y me empieza a dar igual todo, y realmente creo que lo peor es que en realidad se trata de hacer lo correcto. No voy a fingir. No siento nada, porque los demás tampoco lo sienten. Es vacío emocional. ¿Es que acaso se puede soportar eso? Yo no. Y creo que precisamente eso me hace más humana, por lo cual, ¿es que hay acaso algo de lo que me tenga que arrepentir? No. He hecho lo correcto. ¿Qué tengo yo que dar...? ¿Qué me dan los demás? A veces intento dar pero no produce reacción ninguna. No exijo devolución igualitaria, sólo exijo una maldita respuesta. Una respuesta humana. De esas que ni se ven, ni se oyen, ni se tocan, ni se huelen, ni se saborean. Se sienten. Sentir. A veces parece algo tan obvio, pero luego en la vida real no lo encuentro, no sé dónde lo esconden las personas. Hoy no voy a finjir. Soy yo, la incomprensión.

miércoles, 11 de enero de 2012

How many tears you need to cut all the thorns that pierce...?

He encontrado el camino. Sé que podré superar todo esto, pero es algo que mi situación actual no me dejaría completar... Vivo hace tanto tiempo en un vacío existencial... Sé que necesito algo, y aunque esté muy triste, estoy segura de que el camino en el que voy a dirigir mi vida, me hará cambiar por completo. Creo que ya no debo tener dudas. No es algo que piense por desesperación, sino precisamente por desengaño. Sí. Me he desengañado. Esta no debe ser mi vida, ni debería ser la de nadie. Vacía de espíritu, de armonía, de paz. Quiero vivir en paz interior, quiero mirar a mi alrededor y ver el sol donde ayer había oscuridad. Me arrepiento... me arrepiento de que vayan a pasar dieciocho años de mi vida cuando quizás ésta empiece a dirigirse por el camino correcto. O al menos darse cuenta de dónde está, y saber que ése es y no otro, que ya es un gran paso. No es sentimiento de culpabilidad, porque obviamente no era mi responsabilidad, y quizá por unos motivos u otros, lo más propable es que ni siquiera lo hubiese sabido nunca. Me duele tanto, me duele tanto... me retuerzo por dentro... me duelen demasiadas cosas, unas son nuevas, y otras para nada son nuevas. Creo que el episodio de hoy me ha ayudado, según me parece, a estar más segura de mí misma en esto, más que para tirar la toalla, porque es lo último que haría con este objetivo, tirarlo. Y es que, ¿no ves que me muero por dentro metida en esta casa vacía, invadida por la nada? LA NADA. Y para una cosa que pido en el mundo, que me hace muchísima ilusión, fuera de todo lo material que uno pueda desear lo cual ahora desprecio como nunca antes lo había hecho, no me lo concedes. Sólo es una pequeña ayuda para salir de este pozo en el que estáis en el que obviamente a mí me metísteis como la mismísima reina. La reina de las tinieblas... En esa clase de ser me habéis convertido. Y parece que es lo que quieres que siga siendo. ¿Qué quieres que haga entonces? No es que me merezca mucho o poco por todos estos años, en verdad nunca he sido una buena hija, solo que tenéis la excusa de que a diferencia de los demás ni salgo, ni bebo, ni fumo, ni todas esas cosas, y siempre he sacado buenas notas. Bueno, ese es vuestro concepto de buena hija, al fin y al cabo es algo que para mí sigue siendo vacío como básicamente todas las cosas que tengan que ver con vosotros. Pero a lo que yo iba es que simplemente con esto te estoy pidiendo un mínimo de felicidad, que sabes que no tengo. Ya no digo felicidad, digo AYUDA. Es lo que necesito. Y tú te empeñas con tu excusa egoísta... Allá tú. No quiero que me compres con cualquier otra cosa, y bien claro lo he dejado. Porque efectivamente, aceptar cualquier otra cosa me parecería comprarme. Y ya me he cansado. Haría cualquier cosa ahora mismo para irme y emprender una nueva vida, totalmente diferente, alejada del vacío, con él, con lo que más quiero en este mundo, si en mis manos estuviera. Y en cuanto tenga una mínima posibilidad, haré lo posible para huír. Quiero una vida nueva, que sé que poca gente entenderá, pero lo que piense el resto me da igual. Hoy, creo en algo más.